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En manos de mi jefe (3ra parte)

Mientras recuperamos el aliento quiero volver a mi asiento pero me sujeta fuerte de la cintura. Acomoda un mechón de pelo detrás de la oreja y huele mi cuello.

_Sos tan sabrosa. Ésto te lo llevas.
(Pone el SILA en mis manos) Quiero que cada vez que te masturbes pienses en mi. Ahora es tarde, voy a llevarte a tu casa.

Me acomodo en mi asiento, le digo la dirección y me quedo pensativa. Una cuota de desilusión me pesa fuerte. Quería más, eso pasa. Pero mejor volver a la realidad pronto y rezar para que nada de esto tenga consecuencias. Me despido rápido al llegar, no quiero que se de cuenta de lo que estoy pensando.
Al entrar a casa tiro el bolso en la cama y tomo una ducha, cada momento impensado de esta noche se me presenta en mi cabeza, me excito al instante al recordar su mano en mi entrepierna. Salgo de la ducha, me seco, tengo los pezones totalmente erectos, me siento en la cama y ahí estaba SILA caído de la cartera, esperándome.

No dudo ni un segundo, lo enciendo y lo llevo directo a mi sexo que me pide a gritos que calme el hervor. Que piense en el mientras me masturbo? Acaso después de ésta noche voy a poder pensar en alguien más?
Me tiembla todo tan rápido que no puedo creerlo, faltan segundos para llegar al climax cuando suena el timbre, salto de la cama del susto, desnuda, con las mejillas coloradas y con SILA que aún vibra en mi mano.

_¿Quien es?

Grito Rabiosa.

_Abrime Natalia.

Trago saliva, es él. Tiene que ser un sueño. Agitada abro la puerta, destellan sus ojos al verme, sabe muy bien lo que estaba haciendo. Entra rápido cierra la puerta me toma de la cintura y me besa. Me tira en la cama, lame cada parte de mi cuerpo, lo desnudo, tomo su miembro, finalmente puedo verlo, me relamo, lo meto todo en mi boca hasta escuchar sus gemidos.

_Me vas a matar.

Abre mis piernas y entra sin pausa, cada embestida es un grito de placer, me toma fuerte, muerde mis pezones, me envuelve en sus brazos, no quiero que ésto acabe nunca.

_Esta noche no vamos a dormir.

Lucia Martinelli

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    Exelente aroma y durabilidad

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    Increíble!!! Lleva el placer a otra dimensión!! Me encantó.
    Pero la batería no dura tanto como esperaba y me molesta pasar por todas las opciones de vibracion hasta la que me me gusta a mi que es la última…

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En manos de mi jefe (2da parte)

Cuando abro los ojos un golpe de realidad viene hacia mi, mi jefe acaba de masturbarme y acabo de tener en minutos un orgasmo supremo, ¿cómo se vuelve después de esto?

_Veo qué te gustó…

Saca el vibrador de entre mis muslos y lo lame. Gime de placer y creo que ya estoy lista para un nuevo asalto.
Pero, ¿que estoy pensando? Definitivamente me volví loca.

_Natalia, esto no termina acá. Te llevo a tu casa.

No puedo gesticular palabra, pero claramente necesito más. Mañana seguramente me arrepienta de ésto… lo tomo de la cintura y apreto su erección contra mi, necesitaba sentirlo. Mi acción lo sorprende y eso me gusta. Yo también puedo tomar las riendas.

Bajamos al estacionamiento, está casi vacío. Subimos al auto, medita un segundo la próxima acción, necesito que se apure. Veo un pequeño destello en el bolsillo de su saco, es el SILA, sin pensarlo dos veces lo agarro y lo hago vibrar y ante su mira sorprendida y excitada lo llevo directo a mi sexo.

Veo las estrellas en segundos! Pero ésta vez desabrocha mi camisa y besa mis pechos, estoy completamente extasiada. Sus manos me rodean la cintura y marcan el ritmo, lento, tan lento que duele. Quiero pedirle a gritos que vaya mas rápido que me quema el orgasmo que se acerca.

_La próxima vez vamos a hacerlo mucho más fuerte!

Sus palabras retumban en mis oídos, habrá una próxima vez! Empieza a acelerar el ritmo, subo y bajo sobre su erección que me llena entera, mis mejillas arden igual que el resto de mi cuerpo. Exploto en cualquier segundo y él lo sabe, aumenta sus embestidas hasta que el orgasmo nos llega y juntos gemimos de placer.

Lucia Martinelli

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En manos de mi jefe

Es muy tarde, soy la última en la oficina, me apresuro con el último papeleo para poder irme.

Está todo oscuro, entro a la enorme oficina de mi jefe, acomodo las carpetas por orden de prioridad y me doy cuenta que me olvidé de marcar las hojas importantes, asíque busco en el cajón un resaltador, pero me distraigo rápidamente con un objeto que me llama la atención, es redondo con lo que parece una boquilla, parece de silicona… no tengo idea que es, lo sostengo en la mano mientras trato de averiguarlo cuando escucho una tos que proviene de la puerta de la oficina, salto del susto, es mi jefe que me mira de forma bastante inusual. Pienso que está enojado y cuando estoy a punto de disculparme me interrumpe.

_Se llama Sila

Me cuesta entender a qué se refiere, se acerca despacio, se afloja la corbata, cierra el cajón… el aire se corta con cuchillo.

_Esto que tenés en la mano, se llama Sila.

Me cuesta entender sus palabras teniéndolo tan cerca. Trago saliva con dificultad, la cabeza me va a mil y no puedo pensar. Me mira y me doy cuenta que está estudiandome.

_¿Querés saber para que sirve?

Sus palabras son gruñidos, digo que si con la cabeza. Se acerca a mi cuello, huele mi perfume y agarra de mi mano aquel objeto que para mí sorpresa empieza a vibrar. Se sonríe, y lleva la vibración hasta el interior de mis piernas, por encima de mi ropa interior. Tengo que sostenerme del escritorio cuando llega al clítoris, contengo los gemidos hasta que no aguanto más y los libero, aumenta la intensidad de la vibración y aunque no pueda creerlo estoy a punto de llegar. Me olvido que estoy en un edificio lleno de oficinas, que es mi trabajo y que es mi jefe. Él me mira, se muerde el labio disfrutando de mi placer y con esa imagen me voy por completo.

Lucia Martinelli

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